Voy a volverme loca. El mundo está loco. Nadie tiene una sonrisa verdadera, nadie sonríe de verdad, para agradar, para plantar una semilla de felicidad. ¿Porqué? Quizá deberíamos tomárnoslo más en serio, porque en un mundo infeliz, ¿donde encontramos la felicidad? Tenemos que aprender a hablar por los ojos, así una sonrisa, lo contaría todo sobre nosotros. Y una sonrisa falsa, equivaldría a una mentira, una verdadera a un beso y esa sonrisa nerviosa, esa sonrisa tierna, esa sonrisa especial, a una promesa de amor. La gente habla y habla, ya no saben ni que decir, no saben escuchar, solo oyen su propia voz, y que dicen lo demás. Da igual. Ya todo da igual. Ya ni saben como sonreír.
Llueve, ¿y porque creemos que están llorando? Tal vez solamente respondan a un deseo de ser besado bajo la lluvia, tal vez solamente quieren vernos bailar, juntos, ebrios de felicidad, o quizá solamente quieren ver un arco iris, y que nosotros nos maravillemos al verlo. Tal vez solo llueven porque son nubes. Pero prefiero quedarme con las primeras opciones.
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